No queremos propaganda,m queremos resultados
Sheinbaum: si no puede, ¡renuncie!
Sheinbaum: si no puede, ¡renuncie!
En menos de una semana, México está de luto por la muerte de otro joven universitario, otra vez el país llora por un asesinato impune.
La pregunta es: ¿hasta cuándo, o hasta cuántos? ¿Cuántos muertos más, cuántas vidas sesgadas, cuántas familias destrozadas?... ¿cuántos jóvenes más serán necesarios para que el Gobierno deje de culpar a las administraciones pasadas de todo lo que ocurre en el país y entienda que no, no hay otros datos, ni otras cifras, que los 11 mil mexicanos que han muerto en lo que llevamos de sexenio?
Señora Sheinbaum, si no puede, renuncie.
Las porras y el brazo que le alzó el Presidente no sirven de nada mientras no dé resultados. La violencia no se resuelve con porras, se resuelve acabando con los crímenes, frenando a la delincuencia.
No se trata solo de Norberto y del seminarista Hugo Leonardo, se trata de todos los niños, los jóvenes, las mujeres y los hombres que han sido víctimas de esta delincuencia, a la que el presidente López Obrador ofreció amnistía, solidaridad y hasta indulgencia.
Se trata de jóvenes mexicanos, se trata de los hijos de este país, porque así como hoy les tocó a ellos, mañana le podría tocar a cualquiera.
Irónicamente los habitantes de la CDMX, tenemos como Jefa de Gobierno a alguien que está más preocupada en que los varones puedan asistir con falda al colegio, que por el regreso con vida de los estudiantes, a sus hogares.
Así no AMLO, así no Claudia. Millones votaron por ustedes, convencidos de un cambio, de que la impunidad iba a dar paso a la justicia, la violencia a la tranquilidad, y la guerra a la paz. Sin embargo, hoy los mexicanos nos despertamos con la peor noticia que puede recibir un país, los brutales asesinatos de sus hijos.
A pesar de que desde su campaña han querido dividirnos, hoy los ciudadanos estamos más unidos que nunca en el dolor y la impotencia, pero sobre todo en el clamor unánime de: “¡ni uno más!”.
¡Queremos vivir en paz! ¡Estamos hartos! ¡Ni uno más!
Señora Sheinbaum: si no puede, ¡renuncie!
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