La Iglesia Colombiana está Bajo Ataque y los Católicos respondemos con AMOR!

Petición a: A todos los Obispos y Sacerdotes de Colombia

 

La Iglesia Colombiana está Bajo Ataque y los Católicos respondemos con AMOR!

La Iglesia Colombiana está Bajo Ataque y los Católicos respondemos con AMOR!

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La Iglesia Católica Colombiana está bajo ataque! Los Católicos respondemos con AMOR!

 En febrero de 2017, un abogado inescrupuloso inició una serie de difamaciones en contra del Arzobispo de Cali, acusándolo de tratar de sobornarlo para que dejara de defender a las víctimas de un caso de pederastia sucedido hace varios años y acusando a la Iglesia de culpar a las víctimas por el horrible caso sucedido hace más de 7 años .

 A pesar de que el exsacerdote se encuentra en la cárcel pagando una pena de más de 30 años, el abogado mencionado está demandando a la Arquidiócesis de Cali para obtener una indemnización de más de $8.000 millones de pesos. Está demostrado que la Arquidiócesis jamás toleró o encubrió los terribles actos cometidos por el adulto que se encuentra en la cárcel. Por el contrario, tan pronto se tuvo conocimiento de los hechos, la Iglesia adelantó la investigación correspondiente que terminó en la separación del sacerdocio del individuo.

 Los medios de comunicación y algunas personas con intereses ideológicos particulares, han aprovechado esta terrible situación, el dolor de las víctimas y el arrepentimiento de nuestros Sacerdotes y Obispos para adelantar una campaña de difamación y desprestigio de la Iglesia Católica en Colombia.

 A pesar de que Obispos y Arzobispos han tratado de establecer que la Iglesia Católica está entristecida por estos hechos, que ha acompañado y ayudado a las víctimas y que está atacando el problema del abuso sexual de menores, los medios parecen preferir los mensajes de ataque y enjuiciamiento público a los mensajes de unidad con el dolor de las víctimas y los esfuerzos comprometidos porque estos casos no vuelvan a presentarse en la Iglesia.

 Por eso, los Católicos de Colombia y el mundo entero hemos decidido acompañar a los miles de Sacerdotes que a pesar de todo, siguen ofreciendo su vida todo los días y de manera heroica a Dios y a los colombianos. Además de los diversos actos que se realizarán en las parroquias también queremos dirigir a nuestros Obispos y Sacerdotes una carta que expresa nuestra gratitud y solidaridad para quienes demuestran constantemente su vocación de servicio y entrega por los demás.

 Este momento de dificultad nos debe servir para hacer evidente nuestra gratitud y no para confrontar. Para apoyar a nuestra Iglesia en su lucha contra el abuso sexual de menores. Para acompañar a las víctimas. Para demostrar que la respuesta al ataque es el amor.

 Además, si quieres filmar un video o mandar un mensaje personalizado a los sacerdotes de Colombia, lo puedes hacer y enviarlo al correo veritatissplendorglobal@gmail.com.

 

 

 

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Petición a: A todos los Obispos y Sacerdotes de Colombia

Queridos Obispos y Sacerdotes de Colombia:

 Con muchísimo dolor los laicos hemos sido testigos de la humillación a la que ha sido sometida nuestra Iglesia por cuenta de los casos de abuso sexual cometidos por algunos exsacerdotes. Nos unimos al profundo rechazo que ustedes sienten por el abuso sexual de menores y les manifestamos nuestra intención de asistir al Clero en la erradicación de este terrible mal.

 Igualmente, como Laicos nos unimos al llamado de solidaridad y acompañamiento a las víctimas que ustedes han realizado. De hecho, algunas organizaciones laicas colombianas, actualmente están ayudando a estas y otras víctimas en todo el país.

 No obstante, nos parece terriblemente injusto que por el mal de unos pocos individuos, en este momento se esté despreciando y cuestionando públicamente la labor abnegada y entregada de nuestros sacerdotes.

 Por esta razón y conscientes de que formamos parte importante de nuestra Iglesia, les queremos hacer llegar nuestra voz de agradecimiento y de aliento a los miles de sacerdotes que día a día ofrecen sus vidas a Dios y a la comunidad. Constantemente somos testigos de la forma en que nuestros presbíteros asumen con compromiso y dedicación su vocación de servicio dentro de la Iglesia.

 Estamos agradecidos por la entrega de sus vidas para liderar la Iglesia, por las atenciones con las que cuidadosamente nos preparan las homilías de las misas para orientarnos, por el custodio de la Eucaristía, y su debida repartición. Por las horas y horas de confesiones.

 También queremos agradecerles por todo el trabajo heroico, que llevan a cabo los religiosos en cada parroquia: por el cuidado y protección de los niños huérfanos y más necesitados. Por dar la batalla precisamente en contra del abuso sexual de menores en las familias descompuestas que suman más del 40% de los casos.

 Los reconocemos por su trabajo con los niños en las escuelas católicas, en las que, muchas veces con pocos recursos, forman a los niños colombianos en principios y habilidades que posteriormente son beneficiosos para la sociedad colombiana llevándola al progreso. ¡Cuántos de los logros de nuestro país no se deben a la formación recibida de nuestros religiosos! Ellos, sin beneficio alguno más allá de la satisfacción de ver formados a hombres y mujeres íntegros, llevan a cabo una labor titánica, de héroes anónimos, que los laicos agradecemos infinitamente.

 Agradecemos los cuidados a los ancianos, que tantas veces, son marginalizados por nuestra sociedad. Por todos los esfuerzos al atenderlos, cuidarlos y recordarles el valor y dignidad de sus vidas.

 Agradecemos por el trabajo que hacen por defender a las mujeres del abuso doméstico, por la formación a los novios y el acompañamiento a los matrimonios, por fortalecer nuestras familias principales núcleos de la sociedad. Y desde luego agradecemos su atención para con los solos, los marginados, los excluidos por cualquier razón.

 Agradecemos su labor con los pobres, los hambrientos, los que duermen en las calles, los adictos, los desplazados, los enfermos, los presos y muchas otras personas que tantas veces son ignoradas por la sociedad y el Estado.

 Agradecemos, cómo con valentía, defienden el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte. De la cuidadosa,  delicada y cariñosa atención prestada a las mujeres que han tenido que tomar esta amarga decisión. Por ayudarlas en sus sufrimientos. Agradecemos la defensa de que nuestra dignidad como personas que está por encima de las leyes y las instituciones sociales y por recordarnos que nuestra dignidad proviene de nuestra condición de ser hijos de Dios.

 Pero hoy, sobre todo quisiéramos agradecerles, por enseñarnos a ser misericordiosos, a no llenarnos de odio contra quienes nos atacan. Sino insistir en el precioso don del perdón, que nos mantiene siempre en paz. Gracias por enseñarnos a perdonar a quienes nos atacan, a rezar por cada uno de ellos.

 Los queremos y respetamos infinitamente. 

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Petición a: A todos los Obispos y Sacerdotes de Colombia

Queridos Obispos y Sacerdotes de Colombia:

 Con muchísimo dolor los laicos hemos sido testigos de la humillación a la que ha sido sometida nuestra Iglesia por cuenta de los casos de abuso sexual cometidos por algunos exsacerdotes. Nos unimos al profundo rechazo que ustedes sienten por el abuso sexual de menores y les manifestamos nuestra intención de asistir al Clero en la erradicación de este terrible mal.

 Igualmente, como Laicos nos unimos al llamado de solidaridad y acompañamiento a las víctimas que ustedes han realizado. De hecho, algunas organizaciones laicas colombianas, actualmente están ayudando a estas y otras víctimas en todo el país.

 No obstante, nos parece terriblemente injusto que por el mal de unos pocos individuos, en este momento se esté despreciando y cuestionando públicamente la labor abnegada y entregada de nuestros sacerdotes.

 Por esta razón y conscientes de que formamos parte importante de nuestra Iglesia, les queremos hacer llegar nuestra voz de agradecimiento y de aliento a los miles de sacerdotes que día a día ofrecen sus vidas a Dios y a la comunidad. Constantemente somos testigos de la forma en que nuestros presbíteros asumen con compromiso y dedicación su vocación de servicio dentro de la Iglesia.

 Estamos agradecidos por la entrega de sus vidas para liderar la Iglesia, por las atenciones con las que cuidadosamente nos preparan las homilías de las misas para orientarnos, por el custodio de la Eucaristía, y su debida repartición. Por las horas y horas de confesiones.

 También queremos agradecerles por todo el trabajo heroico, que llevan a cabo los religiosos en cada parroquia: por el cuidado y protección de los niños huérfanos y más necesitados. Por dar la batalla precisamente en contra del abuso sexual de menores en las familias descompuestas que suman más del 40% de los casos.

 Los reconocemos por su trabajo con los niños en las escuelas católicas, en las que, muchas veces con pocos recursos, forman a los niños colombianos en principios y habilidades que posteriormente son beneficiosos para la sociedad colombiana llevándola al progreso. ¡Cuántos de los logros de nuestro país no se deben a la formación recibida de nuestros religiosos! Ellos, sin beneficio alguno más allá de la satisfacción de ver formados a hombres y mujeres íntegros, llevan a cabo una labor titánica, de héroes anónimos, que los laicos agradecemos infinitamente.

 Agradecemos los cuidados a los ancianos, que tantas veces, son marginalizados por nuestra sociedad. Por todos los esfuerzos al atenderlos, cuidarlos y recordarles el valor y dignidad de sus vidas.

 Agradecemos por el trabajo que hacen por defender a las mujeres del abuso doméstico, por la formación a los novios y el acompañamiento a los matrimonios, por fortalecer nuestras familias principales núcleos de la sociedad. Y desde luego agradecemos su atención para con los solos, los marginados, los excluidos por cualquier razón.

 Agradecemos su labor con los pobres, los hambrientos, los que duermen en las calles, los adictos, los desplazados, los enfermos, los presos y muchas otras personas que tantas veces son ignoradas por la sociedad y el Estado.

 Agradecemos, cómo con valentía, defienden el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte. De la cuidadosa,  delicada y cariñosa atención prestada a las mujeres que han tenido que tomar esta amarga decisión. Por ayudarlas en sus sufrimientos. Agradecemos la defensa de que nuestra dignidad como personas que está por encima de las leyes y las instituciones sociales y por recordarnos que nuestra dignidad proviene de nuestra condición de ser hijos de Dios.

 Pero hoy, sobre todo quisiéramos agradecerles, por enseñarnos a ser misericordiosos, a no llenarnos de odio contra quienes nos atacan. Sino insistir en el precioso don del perdón, que nos mantiene siempre en paz. Gracias por enseñarnos a perdonar a quienes nos atacan, a rezar por cada uno de ellos.

 Los queremos y respetamos infinitamente. 

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